Sobre Isabel

¡Por soñar que no fuese!

BIOGRAFÍA

Nací en la primavera de 1970 en Monesterio, un pueblecito al sur de Badajoz dentro de una familia alegre y creativa de seis hermanos. Desde pequeña soñé con dedicarme a muchas cosas, me gustaban todas las artes, el teatro, la danza, el dibujo, la música, quería ser reportera y alpinista, pero también, soñaba con ser monja misionera en África. ¡Por soñar que no fuese!

Mis primeros pasos como artista los descubrí con apenas 6 años: mientras los niños de mi clase dibujaban con formas simples e infantiles (propias de la edad), yo conseguía imitar con exactitud las proporciones y formas realistas del dibujo, supongo que lo traía de serie, nadie me lo había enseñado. Años después descubrí al deslumbrante Sorolla y al grandioso Miguel Ángel » mis maestros” y fue cuando decidí pintar. Era muy joven cuando empecé de manera autodidacta, encontraba inspiración mirando en libros obras clásicas, «algo me decía que era por ahí”. Y ahí sigo, creando y soñando como cuando era niña.

POR QUÉ LA NATURALEZA

La naturaleza ha sido siempre mi mayor fuente de inspiración. En su inmensidad, encuentro un lenguaje que no necesita palabras para comunicar lo más profundo de la existencia humana.Cuando paseo por el campo mis ojos, como pinceles, se detienen en las sutilezas de los paisajes: el juego de luces y sombras entre los árboles, el murmullo del viento acariciando las hojas, la quietud de un arroyo que refleja el cielo. Todo eso se convierte en mi musa, en el principio de cada obra.

Cada obra que creo es una traducción personal, una interpretación que busco hacer con el mayor respeto hacia lo que veo, lo que siento. Para mí, pintar no es simplemente recrear lo que tengo frente a mis ojos; es un acto de conexión profunda, de capturar la esencia misma de lo que la naturaleza me ofrece en ese instante, de un modo único, intransferible. Me interesa resaltar la armonía de los colores, el equilibrio entre las formas y la serenidad que se respira en cada rincón del mundo natural. Cada trazo en mi lienzo es un intento por detener el tiempo, por hacer visible lo que, en su fugacidad, podría pasar desapercibido.

Puedo decir que mi pintura es una forma de comunión: el paisaje me habla y yo le respondo. Con cada pincelada, trato de plasmar no solo lo que mis ojos ven, sino lo que mi alma percibe en ese encuentro. El viento que acaricia el rostro, el sol que se filtra entre las ramas, la suavidad de la niebla que se desliza sobre la montaña… Para mí, la naturaleza  es  una fuente inagotable de historias y sensaciones que me invitan a explorar y a experimentar en cada lienzo.

Mi arte, por lo tanto, no es un simple reflejo de la naturaleza, sino un diálogo con ella. Es una interpretación subjetiva, pero también fiel en su esencia. Cada pieza es un testimonio de cómo veo el mundo, de cómo lo siento, de cómo lo entiendo. Y es en esa búsqueda constante de armonía y equilibrio donde encuentro mi voz como artista.

CÓMO LO SIENTO

Este tipo de arte no solo decora, sino que crea una atmósfera en la que el espectador puede sumergirse y sentirse parte del entorno representado, como si pudiera oler la humedad de la tierra tras la lluvia o escuchar el susurro del viento a través de las hojas; en cada trazo, en cada color, en cada forma, mi arte ofrece un refugio emocional que puede transformar un espacio no solo en un lugar físico, sino en un santuario de sensaciones que nos devuelve a la esencia de nuestra humanidad, nuestra conexión con la naturaleza que nos hace sentir completos. Al integrar la naturaleza a través del arte en nuestras estancias, creamos un puente entre lo externo y lo interno, un refugio emocional donde el alma humana puede respirar y encontrarse, donde las emociones se despiertan y el espíritu se renueva, recordándonos que, por encima de todo, necesitamos no solo mirar la naturaleza, sino sentirla profundamente en nuestro ser.

MI TRAYECTORIA

A lo largo de más de 20 años he dedicado la mayor parte de mi vida profesional a la enseñanza del arte. He tenido el privilegio de trabajar como docente, transmitiendo mi pasión y conocimientos a cientos de estudiantes de diversas generaciones: Mi labor como educadora no solo ha consistido en enseñar técnicas artísticas, sino en ayudar a mis alumnos a expresar su propio arte, a conectar con sus emociones y su entorno. Cada uno de ellos me ha dejado una huella, y ha sido un proceso constante de aprendizaje y transformación mutua. Considero que he sido enormemente afortunada, ya que cada experiencia con mis estudiantes me ha enriquecido y me ha permitido crecer tanto personal como profesionalmente, llevándome a ser quien soy hoy.

A lo largo de mi carrera he abordado una amplia variedad de disciplinas artísticas, explorando diferentes técnicas y estilos, y me he permitido experimentar con lo diverso. Sin embargo, en los últimos tiempos he sentido la necesidad de dedicarme plenamente al arte, de manera integral. Aunque mi trayectoria profesional siempre ha estado vinculada al mundo artístico, este proyecto marca un punto de inflexión, donde mi expresión artística se convierte en el centro de mi vida. Como es común en muchos artistas, me dejo guiar por la intuición y por esa fuerza interna que nos impulsa a crear. Así ha nacido este proyecto, como una respuesta a esa llamada interior, una invitación a compartir con el mundo mi arte, mi visión y mi pasión.

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